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domingo, 28 de febrero de 2010

Oretna…

Espero sentada con un café en mano al que haga brotar maripositas de amor en el hoyo negro de mi estomago. Espero dormida entre versos de otoño a esa voz que despierte a los tímpanos gélidos de mi corazón cantante. Pero creo que he llegado a quedar sorda de sentimientos por la falta de uso que les he brindado.

Yo creo aun en los cuentos de hadas y en los príncipes azules montados en combis Huanchaqueras. Pero ellos no creen en mí o será que mi mundo de ensueño se ha quedado en solo eso, ¿fantasía utópica que nunca se hará realidad?

Sonrío en la inconsciencia de sus crespos tornasolados y me pierdo en los cristales rotos de sus ojos oscuros. Sin embargo, el no me mira directamente. Y las mariposas se hayan disecadas en el techo oscuro de mis sueños muertos. Nunca llegaste a liberarlas y me quede sin utopías con las que fantasear.

Mi corazón late como colibrí cuando me tocas, pero si besas a alguien más yo solo muero. Creo que ya he muerto muchas veces este mes. y sigo muriendo cada vez que te veo llegar con ella, de su mano oscura, de sus cabellos lacios, tan diferente a mí, tan querida por ti.

y si fueran míos cada uno de tus cabellos, si en tus noches fuera yo tu acompañante celestial, sería más fácil olvidarse de la monotonía del mundo y volver real mi fantasía principal, dormir en tus brazos, respirando tu aliento, bebiéndome tus besos que de seguro saben a vino pintalengua.

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