Mire por la ventana, hacia frio y estoy afónica. Maldito dolor de garganta que aqueja mi voz y no me permite hablar contigo, mi amor, mi bien. Hoy no hay estrellas y tampoco se ve la luna, en verdad, no me entusiasma mucho esta noche, me refleja demasiado y no me gusta, ya tengo suficiente con sentirme opaca por dentro.
Hoy, después de tantos intentos, me has roto el corazón sin darte cuenta, esta vez los ligeros golpecitos lograron atravesar el cristal en donde guardaba la flor encantada de mi amor y la destruyeron cortándola en mis pedacitos. Pétalo por pétalo han sido traspasados por el vidrio roto de mis sueños. Y tan solo con una frase…
Has encontrado a tu nuevo amor, a tu luna nueva y yo…. Seguiré apagada en la noche oscura de mi alma, a oscuras pues el interruptor de tu amor se me apagó, y al vivir por un tiempo en la luz mis ojos habían olvidado lo prieto de la soledad.
¿Cómo explicarte que eres mi alma gemela? ¿Cómo hacerle entender a un ciego cual es el color del cielo? Yo te amo desde antes de conocerte en esta vida, y cada día que paso a tu lado recuerdo lo profundo de este amor de antaño que tú te niegas a conmemorar. Y ahora el mundo se perderá lo que pudo ser un perfecto amor, una unión espiritual que no se llegó a concretar.
Y digo yo, ¿Que no sientes nada cada vez que suena un beso entre nosotros? Tal vez mi mente tuvo razón desde un principio, tú no puedes amarme, tu ya habías encontrado en tu vida a tu otra parte, pues tenemos varias en el mundo y solo yo, con mi corazón remendado, puede encontrar: un alma gemela que ya estaba ocupada, un amor que me pertenece mas nunca será mío.
Hoy la noche no tiene estrellas, hoy mi flor quedo aplastada y marchita. Hoy me dijiste mi amor y luego te retractaste. Has sido cruel, cociste un corazón vagabundo para al tenerlo casi listo romperlo nuevamente. Y aunque duele, sangra y flagela seguiré manteniéndolo vivo, curándome sola, entre los escombros de mis castillo de cristal, esperando por el beso, el príncipe y el feliz final.
