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domingo, 5 de abril de 2009

Ay no...

Dolor en pecho, sudoración espontanea, labios enrojecidos a causa de incontenibles auto mordeduras, sonrisas al viento, suspiros: amor. ¿Por qué el eximio sempiterno te creó? Con tus ojos vivarachos y tornasolados y esa sonrisa gigante y cautivadora. ¿Es qué no le da pena verme suspirar y aflojarme peor que pelota desinflada?

Después de largas conversaciones, de esas que duran meses y meses y nunca olvidas ni la primera palabra, hoy dijiste que te daba pena nuestra distancia. Yo, respondí: si a mi igual, pero vales tanto la pena que no me importa sentirme triste un poquito mientras sea inmensamente feliz cuando estoy conversando contigo. Y entonces suspiré y no me había dado cuenta de la estúpida lágrima que recorrió mi roja mejilla hasta el momento en que cayó sobre el cuaderno de técnicas proyectivas y ensució la infructuosa tinta liquida de mi lapicero Faber Castell. ¡Oh por Dios! Cada palabra tuya escrita y mostrada en la pantalla de la computadora refleja un latido de mi fútil corazón. Y las palpitaciones toman un compás que alegra y entristece al alma, la enmudecen y la llena de calor.

Es indiscutible el hecho de la fuerte ilusión, irrisoria, garrafal y estrambótica ya que aún no nos hemos conocido personalmente. Sin embargo, tus palabras y el tono de tu voz, la risa y las bromas, los mensajes, los mails y el incierto msn hay creado la burbuja perfecta para que renazca en mi una ilusión que ya creía de por si evacuada por completo de mi sistema límbico.

Lo que siento por ti va mas allá de un exorbitante Eros y se convierte de por si en una comprensiva Philia que se agranda y da paso a un Ágape que conlleva a un amor perfecto y de película Disney. Con tu mirada vago en los confines del amor de ensueño y con tu voz vuelvo a la tierra mundana llena de pasión y deseo. Con tu compañía todo tengo, y la distancia es un veneno que me lleva a la vacía vorágine de un beso que no llegó. Y siento el dolor de las auto mordidas a gran escala, que causan que vuelva mi espíritu a esta caótica realidad donde no estás conmigo, donde no te tengo, donde Trujillo es Trujillo, Lima es Lima y nuestro amor el viento que circula entre los 400 kilómetros que nos separan.